La impresión de resina SLA es un arte que requiere habilidad y atención al detalle. Esta tecnología ofrece la posibilidad de crear piezas de la máxima calidad en un espacio tridimensional, pero como en cualquier proceso creativo, puede haber retos que superar.
Cuando se utiliza la impresión SLA, a menudo surgen problemas, como defectos en la superficie de las piezas o tensiones internas que pueden provocar deformaciones o incluso desgarros de dentro hacia fuera. Por ejemplo, para ahorrar material, a menudo las piezas se imprimen huecas y luego se les añade un armazón interno para aumentar la rigidez de la estructura. Sin embargo, este planteamiento puede plantear problemas cuando la pieza se somete a procesos posteriores como el baño, el secado y el moteado.
Las tensiones internas del material que se producen tras el proceso de impresión pueden aumentar durante los pasos de procesamiento posteriores y provocar la deformación de las piezas. Estas tensiones suelen deberse a una retroiluminación desigual y a la flexión del modelo. Aunque una retroiluminación uniforme en la cámara de retroiluminación puede reducir la probabilidad de este problema, no lo elimina por completo.
Para resolver este problema, un método eficaz es el tratamiento térmico de las piezas. Puede ser por ebullición o por calentamiento uniforme. Hemos resuelto este problema utilizando una impresora 3D FDM convencional con una plataforma calentada. Colocando la pieza sobre la mesa, la calentamos a una temperatura óptima de entre 120 y 160 grados. A continuación, se apagaba la calefacción y la pieza se enfriaba uniformemente durante 10-20 minutos. Este proceso aliviaba las tensiones internas y permitía la estabilidad estructural.
Así pues, comprender las causas del problema y utilizar métodos eficaces para solucionarlo nos permite lograr una alta calidad en la impresión SLA y garantiza la finalización con éxito de los proyectos.